Hace mucho tiempo, en un pueblo muy
cerca de Transilvania, habitaba una niña llamada Mariana, cuyo hobby era
colarse en casas abandonadas para ver a quién pertenecían. Pasaron los años y
Mariana se hizo mayor, tenía su trabajo que ella misma fundó, era agente
inmobiliaria de mansiones antiguas. Un día por la mañana temprano quedó con una
pareja para enseñarle una de ellas, pero esta mansión tenía en especial que
llevaba más de cien años sin habitar y nadie se había atrevido a visitarla
desde entonces. Mariana quedó a las diez de la mañana, pero ella quiso ir antes
para entrar a la casa y ver en qué estado se encontraba la mansión. Al abrir la
puerta ya notó cómo un escalofrío se apodera de ella, le perseguían tres
sombras, y una de ellas muy pequeña, que
daban vueltas alrededor de Mariana sin parar, y unas voces que gritaban sin
cesar: ¡¡Vete de aquí… Dejanos tranquilos en nuestra casa…!!.
Las puertas de repente se abrían y
cerraban, se veían sombras de juguetes de un sitio para otro….
Mariana salió corriendo hasta el
salón principal, allí había una gran chimenea, que después de cien años
permanecía encendida, miró hacia arriba y vio un gran cuadro en el que estaban
pintados una bella dama, su esposo y su pequeño hijo. Asombrada cayó al suelo,
cuando de repente observó justo enfrente de la chimenea un periódico muy
antiguo en el que venía en la portada la foto de esta familia y las causas de
su muerte. El titular era: Muerte trágica de los Condes y su hijo de
Transilvania por un gran incendio provocado por un juguete incendiado en la
chimenea.
Mariana salió rápido de la mansión y
supo desde ese mismo instante que nadie podría vivir allí ya que aún habitaban
los tres espíritus.
Cuando llegó la pareja para ver la
casa Mariana con cara muy blanquecina y
aún asustada les dijo, para ocultar la verdad, que no le aconsejaba comprar la
mansión ya que la estructura estaba en muy mal estado.